En 2007, el Ayuntamiento de París puso en marcha un mecanismo de autoservicio de bicicletas para los parisinos y turistas que visitan la capital, apostando por un nuevo modo de transporte alternativo y urbano.
La agencia fue contratada por el ayuntamiento de París para encontrar un nombre corto, de raíces preferentemente francesas y que no hiciese referencia a la región de la capital.
La contracción de las palabras «vélo» (bicicleta) y «liberté» (libertad), Vélib, evoca movilidad e independencia. Corto, divertido y amigable, lo que refleja a este innovador y práctico servicio de transporte.